Vistas de página en total

lunes, 8 de agosto de 2011

El mono frustro.

1. Antecedentes.

Tuve durante mis primeros 20 años de vida varias clases de mascotas:
Las plantas de casa antes de la llegada de mi primer perro eran mis mascotas. Tengo que reconocerlo. Las alimentaba, lo cual incluía regarlas, darles vitaminas y café en la tierra porque mi madre decía que eso les hacía bien (no tengo ni idea si eso es cierto pero sobrevivieron y fueron hermosas). Las limpiaba, removía la tierra de cada maceta, pasaba paños húmedos por las hojas para refrescarlas y verlas brillar, luminosas. Les hablaba como si fueran perritos o perritos-planta.

Luego llegaron los perros. Perros de varias razas, entrañables compañeros que han despertado en mi profunda ternura, actualmente tengo una y sigue siendo un intercambio de amor desinteresado y compromiso constante.
Peces: clasificados y en varias peceras, toda una fan. A pesar de la cantidad de comentarios (sobretodo de mi madre) acerca de que los peces "traen mala suerte". Leyendas Urbanas.
Tortugas de tierra, torgutas de agua, grandes y pequeñas, de acuario y de jardín.
 En la casa de Iquitos (selva peruana), a los 6 años de edad, se añadieron a solicitud en insitencia mía muchos pollos y ocasionalmente serpientes intrusas que entraban entre los árboles y plantas innumerables del jardín. Yo, en mi delirio por las mascotas me permitía fantasear con que eran parte mi zoo personal hasta que las mataba o se las llevaba lejos el amable señor vigilante de la seguridad de casa. Siempre preferí pensar que las apartaba y luego las soltaba en medio los matorrales y árboles.

2. En Iquitos vamos un domingo al zoológico "Quistococha". Hay animales sueltos alrededor de los visitantes, yo tengo 6 años y me parece genial. Algunos monos (que medían la mitad que yo) se me acercan juguetones. Yo voy comiendo una bolsa de patatas fritas y le ofresco una a los monos. Uno de ellos me sigue, encantador. Yo le sigo dando patatas. Seguimos comiendo juntos patatas a gran velocidad. Se me acaba las patatas. El mono se pone histérico. Grita, se avalanza contra mi, sigue gritando, yo estoy segura de que piensa que no le quiero dar más patatas y que no es consciente de que se me acabaron. Se lo trato de explicar, el mono viene directo hacia mi, gritando, fuera de control. Termino corriendo en círculos alrededor de una pequeña pileta de piedra gritándole al mono repetidamente: "ya no tengo nada!!". Me paso un susto mortal y la gente se ríe de mi.

3.Una mañana tropical en la casa de Iquitos mi padre recibe a un amigo de visita. El amigo trae un mono en su chaqueta. Es muy pequeño, raza "titi". Como es de suponer lo deseo más que a nada en el mundo. Me las arreglo con un histrionismo propio de mis seis años para que mi padre pague una suma exagerada por el mono. El mono se queda en casa, en mi cabeza literalmente. Soy muy feliz porque tengo un mono, no me separo de él en toda la tarde, lo quiero más que a nada. Por la noche mi madre me prohibe que el mono duerma en mi habitación, le prepara una caja cómoda en la cocina y lo deja ahí. Me despierto en la madrugada con una tormenta bárbara, común en la selva. No hace frío, pero pienso que el mono tiene frío, voy a la cocina e intento proteger la caja del viento tormentoso, con una bolsa de plástico.
La mañana siguiente mi madre me cuenta que el mono escapó por la ventana y que estará en los árboles lejanos jugando con sus amigos monos. Me siento triste pero no puedo evitar sonreir pensando en todos los monos jugando juntos.
Con 19 años mi madre me dice la verdad, el mono murió por la bolsa plástica. No quiero ni pensar ni describirlo, me quedé triste de por vida.

4.Lima. Salgo con un amigo de la escuela naval. Es amable y carismático. Salimos de vez en cuando. Yo tenía 17 años. Un 31 de diciembre antes de irnos de fiesta aparece en mi casa con un mono. De aproximadamente 30 centímetros, lindo, gracioso, juguetón e hiperactivo. El mono perfecto. Me olvido de mi amigo marino. Juego con el mono hasta la hora de la fiesta, no deja de sorprenderme el parecido que tienen con nuestra especie. Cierro las ventanas y las puertas, me aseguro de que el mono no pueda escapar de la casa. Me voy a la fiesta. Mi madre no está y no sé cómo avisarle, pero me parece simple y lo resuelvo, dejo a mi madre una nota diciendo: " vengo temprano, cuídame el mono". Vuelvo de la fiesta, no hay cortinas sino hilachas desgarradas por todo el salón. No hay mantel. No hay cristalería sobre ninguna superficie. El sofá principal tiene claros signos de arañazos desgarradores también. Mi madre me dice cosas irrepetibles y muy justas. No me quedo con el mono.

5. Madrid, con 31 años. Aún quiero un mono. Mayte dice: "ni de coña".

14 comentarios:

  1. ¿Un mono? ¿No has tenido ya suficiente experiencia? JA, ja, ja. Me imagino a tu magre cuando llegó a casa y se encontró con la "monada" que organizó el dichoso monito...;)

    "Ni de coñaaaa..."
    ;)

    ResponderEliminar
  2. Así es Mayte mamá... así estoy, traumatizada por la frustración de un mono ausente en mi vida. Pero tu hija dice "ni de coña", y qué le vamos a hacer... ¿algún día la convenceré?

    ResponderEliminar
  3. hay que reconocer que el heroe en la aventura de Quistococha fue tu padre pues 'el se interpuso entre el mono y tu , luego te tomo en sus brazos protegiendote y tambien picon por la risa que la situacion provoco en todos nosotros

    ResponderEliminar
  4. querida Sandra tus narraciones realmente enganchan, por si no te acuerdas una de las sobrevivientes de tus plantas mascotas fue plantada en el parque a la espalda de casita...convirtiendose en un inmenso y frondoso FICUS te acuerdas de la casita en el arbol con la que siempre soniaste te esta esperando jajaja si la situacion apremia ya sabes que cuentas con una de sus ramas , asi ya no habra mas mono frustro0ooo, jajaja

    ResponderEliminar
  5. Mayte mantente firme .... ni de cogna

    ResponderEliminar
  6. Que fuerte! ya tengo casa de árbol. Bueno, rama de árbol. Gracias por recordármelo querida...

    ResponderEliminar
  7. Pues lo dicho. Ni de coña jajaja

    ResponderEliminar
  8. Me adhiero a la moción:" un mono ni de coña",es más, si llega el día en que engañas a tu querida Mayte, no me busques como veterinaria porque correré tanto que no me encontrarás.
    por otro lado me ha encantado la historia de tu relación con las mascotas. Algún día te contaré la historia del hamster de Mayte, Willy

    ResponderEliminar
  9. Ajá, osea que no hay veterinaria en caso de mono... correré más de prisa y te encontraré, si ese día llega no escaparás de ser la veterinaria oficial de el mono frustro. :)
    PD quiero saber de Willy.

    ResponderEliminar
  10. Esto he querido perderlo más que encontrarlo, pero... amadalejos.blogspot.com
    Allí hay otra de un mono.

    ResponderEliminar
  11. Muy divertido, tendré un ojo echado en tu blog.

    Felicidades!

    tenderistheword.blogspot.com

    ResponderEliminar
  12. Gracias por leerme Cooper, me he pasado por tu blog, me ha llamado la atención. Esta tarde inspecciono con detalle. Saludos que lleguen hasta Oviedo!

    ResponderEliminar
  13. Sandri, que divertido!!! espero ayudarte a convencer a Mayté para que tengan un TiTi y vaya en el lomo de Hanna ;)
    Muchos besitos

    ResponderEliminar
  14. Si! ayuda Patty a convencer a Mayte, eres bienvenida en la petición! ...uhmm no había pensado lo del lomo de Hanna es un buen punto!

    ResponderEliminar