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lunes, 18 de julio de 2011

Virginal

La pérdidad de la virginidad es y ha sido un tema controversial, persistente. Motivo de cefaleas y embarazos paranoides...y como parece, no nos libramos de ello.
Desde luego abordalrlo en algunas de sus varias dimensiones es propio de libros, no de post, así que allá vamos con la historia.

Marcos, alrededor de los 20 años, era un muchacho atípico, con un marcado aire quijotesco en cada una de sus frases, rimbombantes, rebuscadas, antiguas...
Tenía la costumbre o sistema de rodearse de amigas, varias y juntas, siempre menores que él y menores de edad, a las que constantemente regalaba flores y piropos respetuosos y formales (siempre me pregunté si los ensayaba por las noches el día previo). Las chicas disfrutaban de ello tanto como de su compañía galante, sin riesgos. Un caballero como dirían mi abuela, siempre tan sabia.
Tal vez su característica principal era ser un clásico, no me malinterpreten, no lo resalto como aburrido, simplemente un clásico. Clásico aplicado en todas sus dimensiones conocidas, su vestir, sus conversaciones, sus controlada risa e incluso sus chistes o elegantes historias. Los pantalones nunca jeans, con camisa dentro del pantalón y correa a juego con los zapatos que nunca eran zapatillas, lustrosos e impolutos resonaban en el suelo de la acera como un preludio de su voz impostada al anunciar su llegada. El verano termplado y gris de Lima no perdonó innumerables tardes, simpáticas, respetuosas con un grupo de chicas guiadas por el caballero Marcos.
Recuerdo en esos tiempos sus esfuerzos discretos pero no libres de sudor nervioso, para enamorar a una de las amigas adolescentes que conformamos su cículo social, ante el poco éxito pasó de una en una, sintiendo y demostrando querer galantemente, a todas en prudente orden. Hizo bien, halagó a todas respentando un tiempo entre sí, y sin dejar la amistad de grupo, en el cual era el único varón. Nunca dividió, ofendió o forzó interacción alguna. Al pasar el siguiente inverno cada una de las adolescentes iniciaron su vida sexual con algún patán de barrio, parroquiano, hijo de vecino, amigo nuevo del grupo de confirmación, de teatro, del coro o de las interminables actividades que las monjas planean para las niñas en el colegio religioso ante todo. Nunca faltó un surferboy de melena desteñida y desaliñada en la lista amplia de iniciadores.
A Marcos de forma inconsciente lo convertimos en un ser asexual, desprovisto de deseo, al menos de nuestro deseo. No sé exactamente cuándo se inició sexualmente, mucho después que nosotras seguro. En retrospectiva pienso si después de tanta dedicación y empeño es injusto recordarlo por su virtud con el piano, que ganas de mirarlo mientras tocaba entregado a las melodías cautivadoras, eso sí, sólo mirarlo.


Con las connotaciones sociales, familiares, femeninas, masculinas (¿por  qué no?), y las obvias prescindibles religiosas... podremos escribir y debatir el tema ampliamente, lo que espero no sea eternamente...

4 comentarios:

  1. Pues te decía que siempre ha habido Marcos por la vida. A las chicas casi siempre nos tiran los (o las xD) patanes y los chicos buenos no suelen triunfar. Al final, como decía una que yo conocía, siempre se los lleva alguna lagartona :)

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  2. jajaja, es que más que bueno era quijotesco... bueno también, pero es que un personaje, eso sí te lo aseguro, las chicas los prefieren patanes aunque la mayoría no lo admita.

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  3. Tan Sophianum, o me equivoco? jaja

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