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miércoles, 21 de septiembre de 2011

"Une valse" para un final.

Ella cierra cuidadosamente el estuche de un sobrio color azul. Ha decidido no ordenar sus productos cosméticos metódicamente. Lleva veinticuatro en el estuche, entre pestañas, piel, labios y uñas. Se queda en la entrada del salón, amplio, de ventanas con largas cortinas custodias. Pensó en ese detalle y lo que tardó en encontrar las adecuadas, las que guardaran la privacidad de un segundo piso en el centro de Madrid. Su luminoso salón lo era incluso por la noche, cuando las luces de farolas agresivas y potentes irrumpían la oscuridad con sus destellos desde la calle. Los muebles de piel oscura y su delicada decoración revelan éxito. Su mirada en el espejo vende años no recuperables, las pequeñas caídas y discretas arrugas que el maquillaje atenúa cada vez menos. Coloca dos copas al lado de la botella de vino, tinto, uno de los más secos de su bodega, y presiona un botón. Se escucha deliciosa música francesa, cierra levemente los ojos y se mece suave sobre uno de sus tacones, cuando escucha la voz de Edith Piaf, respira profundo, abre los ojos y mira el reloj de pared.

El va caminando torpe y con prisas, sorteando por las calles a la gente con mirada desorbitada como quien no ve el horizonte al que llegar. La lluvia ha llenado las calles de reflejos húmedos, sus zapatos se van estropeando y resuenan más de lo habitual con chasquidos que acentúan el alza izquierda. La cadera le duele aún con este recurso ortopédico. Una cirugía antigua en la que no podría dejar de pensar, el dolor le seguiría a donde vaya. El es un hombre alto que con el tiempo aprendió a vestir y aparentar elegancia. Lleva una maleta mediana y se sorprende al verse con cuarenta y tres años y cierta dificultad al llevar la maleta. La maleta, el alza, la cadera protésica, la elegancia impostada... sintió de pronto que todo junto le era muy pesado. Finalmente llega al portal y sin dejar de caminar echa una mirada furtiva a los ventanales del segundo B. La lluvia empaña sus gafas, pero no su determinación, sigue caminando de prisa y se pierde entre la gente y las calles. Es el cumpleaños de su hija, esta vez, que es el cumpleaños número cinco, no faltará. Sabe que debe salir en las fotos y grabar su recuerdo en la memoria de la pequeña. Sabe lo que quiere hacer y que hay situaciones que no son compatibles. Sonríe imaginando una vida diferente, familiar.

Ella guarda la botella de vino tinto y se sirve una copa del que realmente le gusta, uno blanco y frutado, muy frío. Se sienta y saborea un sorbo largo del vino claro y refrescante, lo menos parecido a su relación con él. Sin derramar una lágrima se sorprende aliviada y esboza una sonrisa mientras vuelve a cerrar los ojos ya que a lo lejos aún se escucha "La foule".

8 comentarios:

  1. Sandra!
    Has vuelto a tus deliciosas micro ficciones, me ha gustado mucho y desde la "confianza" de seguidor blogero me permito apuntarte una mejora desde mi punto de vista, espero que no te moleste.
    Yo eliminaría el parrafito central, creo que hace demasiado explícita una situación que permites vislumbrar perfectamente en el resto del relato, creo que acentuaría la atmósfera oscura y algo deseperanzada de la historia.
    Es tan sólo la opinión de un lector que sabes devoto.
    Saludos
    Obviamente entenderé alguna posible acotación por tu parte, como no puede ser de otra manera, en algun entrada de mi blog :)

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  2. Mira que lo pensé Ferrán, mucho mejor que me lo hayas comentado, de verdad queda mejor, besos!

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  3. Es que si no fuera por compañeros blogeros como tú Ferrán no avanzaríamos hacia mejor, te agradezco de corazón porque he disipado una duda sobre el texto con tu elegante consejo.
    Saludos.

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  4. Sandra, Gulps!!! Me emociona ver que alguien con ese nivel de escritora como tú convenga conmigo. Un beso y una nueva felicitación por el relato.

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  5. waoo, escribes rebien nena , te sigo, lindo blog :) ,saludos desde mi luna :) http://danislaninaquebajodelaluna.blogspot.com

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  6. Gracias Ferrán y Kamille, siempre bienvenidos a este pequeño espacio.

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  7. Gracias Daniel, aquí estamos, intentando mejorar y robarle minutos al tiempo que nos limita. Saludos.

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